El Antiguo Templo
Los viejos textos nos revelan, que en este mismo lugar, hacia, 1502, ya habían edificado nuestros antepasados una pequeña ermita, que dedicaron a San Juan Bautista. En 1515 fue elevada a la categoría de Parroquia, por la importancia económica, social y religiosa que había adquirido la comarca. El paso del tiempo fue erosionando la primitiva construcción, obligando en el transcurso del siglo XVI a su reedificación, y luego a continuadas restauraciones.
En 1600 se inició la ampliación de la iglesia bajo la dirección del mayordomo D. Cristóbal Lorenzo, continuándola el párroco D. Juan Pérez Ojeda.
En 1651 el cura D. Lorenzo Finollo Venegas dio nuevo impulso a las obras y la recoleta ermita se fue convirtiendo en un templo de tres naves, de corte renacentista.
En las postrimerías de este siglo XVII, el mayordomo de fábrica D. Fernando de Armas Troya, adosó a su fachada por el norte una torre-campanario de esbeltez románica, construida toda en piedra azul de las canteras de Arucas.
De 1700 a 1846 el templo conservó su singular estructura, pero sujeto a costosas reparaciones, tanto en su interior, como en su fachada y tejados. En este último año, la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas construyó en la parte sur de su frontispicio una torre neoclásica, dotándola de un magnífico reloj. En 1860 se reformó su fachada, abriéndosele una tercera puerta para su nave central.
En los albores del siglo XX el viejo templo amenazaba ruina y se planteó si era factible el reformarlo o restaurarlo por partes. Pero el dictamen de los técnicos aconsejó la construcción de uno nuevo.
El 21 de enero de 1909, ultimados proyecto, planos y presupuesto para la nueva edificación, se empezó a desmontar la vetusta iglesia.
En cada palo, astilla, piedra o jirón que se retiraba, iba un trozo de historia forjada por generaciones con la mayor fe, mejor voluntad, e infinidad de veces con anónimos sacrificios. La tristeza que embargó a todos por su desaparición, fue paliada en parte por la esperanza de ver surgir la nueva, aunque nadie pudo soñar que lo fuera con tanta grandiosidad.
Volver arribaEl Templo Actual
En la primera década del siglo XX en la que nuestra vieja iglesia se desmoronaba, surgió la altruista Junta de Construcción del Nuevo Templo Parroquial, siendo comisionados ejecutivos de la misma el párroco D. Francisco Cárdenes Herrera, el benemérito D. Francisco Gourié Marrero y el prócer D. Blas Rosales Batista, coadyuvados por una serie de personalidades, todas elegidas popularmente en una memorable convocatoria efectuada en la misma parroquia.
El proyecto fue realizado en septiembre de 1908 por el arquitecto catalán D. Manuel Vega y March, concebido en un estilo que define en su Memoria como ojival, por estar basado en el barroquismo del último gótico europeo, en el que los distintos momentos de dicho estilo tuvieron cabida, adoptando esquemas arquitectónicos del momento, como neoclásicos, eclécticos o modernistas, sustituyendo los vanos que le son característicos, por ventana y puertas en forma de ojiva.
El 19 de marzo de 1909 se colocó solemnemente la Primera Piedra, continuándose las obras a buen ritmo bajo la dirección del arquitecto D. Fernando Navarro y Navarro, auxiliado por el maestro mayor de obras D. Sebastián Quesada Hernández y por los canteros, labrantes y tallistas aruquenses, verdaderos protagonistas como artífices de este magno templo y escultores de la piedra azul de Arucas.
En los primeros días de agosto de 1911 se terminó el primer cuerpo de la iglesia a la altura del triforio. Para conmemorar tal hecho, el 11 de dicho mes se celebró la primera misa, oficiada por el obispo D. Adolfo Pérez Muñoz.
Luego, el 9 de enero de 1915, se puso la clave o cierre de la bóveda central, quedando con ello terminado el techo. Dos años después, concretamente el 19 de marzo de 1917, se bendijo con toda solemnidad y se abrió al culto.
En los años siguientes se fue acondicionando el interior de la iglesia, al tiempo que se continuaron las obras en las torres hasta 1932, en el que se terminó el basamento y primer cuerpo de la cuarta torre o del campanario, contándose para ello con un importante legado de los Marqueses de Arucas.
En 1962 se reanudó la construcción de esta torre, finalizándose oficialmente y con ella el templo parroquial, el 24 de junio de 1977, festividad del patrono San Juan Bautista.
Esto último fue posible gracias a los desvelos de una Junta de Construcción presidida por D. Julio Caubín Ponce; del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria; del Marquesado de Arucas; de nuestro Excmo. Ayuntamiento, y como siempre, con la preciosa colaboración del pueblo.
Conste aquí el reconocimiento a todos los que lo hicieron posible, que tildados de visionarios, se propusieron levantar una «Catedral» y lo consiguieron.
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